Destaca por su contribución a la información
histórica el testimonio que presentó don Antonio Vélez de Arce, vecino del real
de las Vírgenes de Cosalá, ante don Domingo Oxea de Bóveda, alcalde mayor de
Culiacán, con motivo del pleito que tuvieron los vecinos con Juan Sánchez, por la
propiedad de las tierras de ejidos del real.
En 1701, Vélez de Arce hizo un recuento de los
curas párrocos que durante las últimas tres décadas habían servido en el real,
tratando de justificar el hecho de que Las Vírgenes estaba lo suficientemente
poblado como para darle sostenimiento, y que tenía una actividad económica
digna de destacarse, pues además fungía como cabeza de partido. Durante este
lapso se desempeñaron como curas párrocos el bachiller Matheo Hernández
Pericón, el licenciado Pedro Bohórquez y el licenciado Roque de Palomares y si
bien la iglesia se hallaba destechada, ello no impedía que en ella se
celebraran los divinos oficios y se administraran los demás santos sacramentos,
incluso, investirla de gala con motivo de la visita en 1696 del señor don
García de Legaspi, obispo de Durango.
Se desconoce el número exacto de la población,
si bien no era alto, pues en 1691 había sólo quince vecinos considerados como
españoles, incluyendo al teniente de alcalde mayor, capitán don Bartholomé
Campoy. Sus nombres eran Juan Sánchez, Diego Machado, Francisco Machado, el
capitán Ygnacio de Molina, Gonzalo de Valdivia, Leonor de Molino" (viuda
de Joseph de Noriega), Juan Millón, Joseph Romero, Juan de Bohórquez, Joseph de
Soto, Joseph de Soto "El Mozo",
Pedro de Vargas, don Antonio Vélez de Arce y
Ambrosio e Urrea, que, aunque era mercader viandante, siempre se reconoció por
vecino de este real. Había además algunos pobladores de color cuyo número no se
ha precisado, si bien debió de ser un número considerable, pues por las mismas
fechas había en la vecina alcaldía de Copala una proporción de dos a uno entre
mestizos y mulatos frente a la población reconocida como española.
La minería era sin lugar a dudas la actividad
económica que despuntaba, pues había varias haciendas de sacar plata por los
beneficios de fuego y azogue. En tanto, la actividad agrícola y ganadera
ofrecía perdurabilidad al poblamiento en general, pues se desarrollaba en
catorce ranchos diseminados en el distrito, un número que como veremos se
triplicó a lo largo del siglo XVIII.
Obtenido de:
Revista Cultural Presagio. (2002). 18 Encuentros con la Historia; Cosalá. Gobierno del Estado de Sinaloa. https://wikisinaloa.org/18-encuentros-con-la-historia-cosala/